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La autoestima en la valoración que tenemos de nosotros mismos y hay que tener en cuenta que esta valoración es subjetiva. Dependiendo cómo sea esta valoración así serán nuestras relaciones: la relación con nosotros mismos y con los demás. Y, así serán nuestros logros. De ella dependerá que lleguemos a nuestras metas con mayor o menor dificultad o que no lleguemos. Y, además, existe una relacion autoestima y salud que condiciona nuestro bienestar.

Si conseguimos tener una buena autoestima somos capaces de reconocer nuestras fortalezas y nuestras debilidades dentro de la realidad, sin la subjetividad. Y a partir de ahi, aceptarnos y trabajar sobre esas debilidades para avanzar y mejorar.

Y sobre todo, somos capaces de reconocernos como merecedores de todo lo bueno que hay en la vida.

Cuando la autoestima no es buena existen dudas, miedos, inseguridades, sentimientos de inferioridad que llevan al bloqueo, a no avanzar y al sufrimiento por esta situación que produce emociones desagradables y desactativas.

Con una autoestima fuerte y sana, lo que nos sucede lo vivimos mejor y ante las adversidades o cambios sabemos lo que hacer para continuar con nuestra vida. Aunque aparezcan los miedos o las inseguridades podemos gestionar esas situaciones y avanzar.

Salud física, mental y emocional: no se pueden separar

En los últimos tiempos ya se está reconociendo que la salud física está unida a la salud mental y a la salud emocional estando relacionadas de forma estrecha. Lo que afecta a una de estas partes de nosotros repercute en las otras. Y los tratamientos deben atender a las necesidades conjuntas de la persona.

Es fundamental tener en cuenta esta interacción para poder cuidar nuestra salud y prevenir enfermedades.

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Autoestima y salud física

Las personas con una autoestima baja tienen comportamientos que les conducen a un mayor riesgo de padecer trastornos mentales. Una de las causas es la falta de gestión de sus emociones que influye en su salud mental y física. Es la pescadilla que se muerde la cola, la falta de gestión emocional influye en tener comportamientos perjudiciales y estos en una baja autoestima y la baja autoestima lleva a comportamiento no beneficiosos. Como consecuencia, se pueden producir trastornos mentales que también van influyendo de forma negativa en la autoestima.

Las consecuencias más comunes de estos comportamientos son la ansiedad y la depresión. Además, los hábitos alimenticios no suelen ser sanos ya que las personas con autoestima baja no suelen cuidarse, ni realizar ejercicio físico frecuentemente y no suelen dormir las suficientes horas.

Por ello, la salud física se ve afectada con desórdenes alimenticios (como anorexia, bulimia y obesidad) insomnio y un sistema inmune débil que favorece las infecciones. Al final, la persona con baja autoestima se sienten sin energía y no realiza una vida activa satisfactoria evitando realizar acciones nuevas que requieran esfuerzo. De esta forma, no sale de la situación en la que está.

También hay un riesgo de padecer hipertensión por los malos hábitos alimenticios, una vida sedentaria y riesgo de caer en adicciones como el tabaco o el alcohol. A su vez, estos hábitos insanos pueden provocar problemas vasculares, cardiacos, colesterol elevado, etc.

Las personas con una autoestima alta suelen cuidarse llevando una alimentación saludable, realizando ejercicio físico y durmiendo las horas necesarias para tener un sueño reparador. En general, tienen una mejor salud.

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Autoestima y salud mental

Para tener una buena salud mental es necesario tener una buena autoestima. La forma en que pensamos, sentimos y nos comportamos afecta a nuestra salud mental. Y la autoestima condiciona esta forma de pensar, sentir y actuar.

Para tener salud mental hay que estar en un estado de equilibrio entre la persona y su entorno: económico, laboral, social, familiar, espiritual, etc. Hay que vivir en coherencia con lo que se piensa, se siente y se hace, incluso se dice.

La salud mental comprende el no tener enfermedades mentales. Pero, además, también se integran en la salud mental los factores que influyen en la vida diaria. En muy importane encontrar ese equilibrio entre todos esos factores y de esta forma prevenir la aparición de trastornos con el tiempo.

La buena noticia es que se puede aprender a lograr este equilibrio con las herramientas adecuadas.

Un factor importante que puede afectar a la salud mental es el estrés de la vida diaria. Hay que aprender a gestionar este estrés. Y a gestionar las emociones y enfrentarse a los miedos.

Por otro lado, trabajar en cómo mejorar las relaciones con otras personas, en cómo mejorar la relación con nosotros mismos y en lograr una buena toma de decisiones influirá también en la mejora de la autoestima.

La autoestima es la vitamina que necesita nuestro sistema inmunitario psicológico.

Tener una baja autoestima no es un trastorno mental pero puede favorecer problemas de salud mental como consecuencia de:

  • que se puedan tener comportamientos perjudiciales para la salud: adicciones, relaciones dañinas, hábitos insanos, etc.,
  • no realizar acciones nuevas, lo que lleva al desánimo, la desmotivación y la frustración que con el tiempo pueden derivar en una depresión,
  • tener un aislamiento social,
  • entrar en un bucle de pensamientos negativos que dañan la autoestima todavía más y favorecen los miedos.

Todo esto, al cabo de un tiempo, favorece la ansiedad y la depresión.

La baja autoestima y los problemas de salud mental se refuerzan mutuamente, por eso la baja autoestima facilita la aparición de problemas de depresión y la depresión la de una autoestima baja.

Hay que añadir que, en algunos casos, puede suceder que primero aparezca un trastorno mental con el que se desarrollen patrones de pensamientos negativos y se desarrolle una visión propia negativa. En estos casos, se debe seguir el tratamiento prescrito por un médico especialista.

Ciclo autoestima y problemas de salud

Una baja autoestima favorece la aparición de trastornos mentales y a su vez los trastornos mentales favorecen la aparición de enfermedades del cuerpo como puede ser enfermedades cardiovasculares, psoriasis, enfermedades autoinmunes, hipertensión arterial y otras enfermedades derivadas de una falta de llevar una vida saludable.

Es importante cuidar la autoestima a cualquier edad porque la autoestima no es estable durante toda la vida y a cualquier edad puede verse tambaleada y afectada.

En la etapa infantil se forma la autoestima en base a lo que aprendemos, escuchamos y vemos de nuestros padres, profesores, familiares y otras personas de nuestro entorno.

Y, a partir de ahí, tenemos unas creencias y valores que van a dirigir lo que pensamos, sentimos y cómo nos comportamos. En la edad adulta seguimos actuando conforme a estos programas aprendidos y algunos nos podrán seguir siendo útiles en la vida adulta pero otros no serán ya útiles y nos perjudican.

Identificar estos programas y patrones aprendidos que no nos benefician es lo primero que tenemos que hacer para trabajar la autoestima. Una vez identificados, debemos dejar de darle fuerza para que se debiliten hasta que desaparezcan. Y lo conseguimos aprendiendo otros patrones o programas nuevos que sí nos ayuden a tener una autoestima sana y fuerte.

Aprender a fortalecer la autoestima con las técnicas adecuadas te ayudará a cuidar tu salud física, mental y emocional durante toda la vida.

La autoestima sana es tener una autoestima alta y fuerte sin sentirte más ni menos que nadie.

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Pasos para mejorar la autoestima

El primer paso para mejorar la autoestima es tener la intención de querer trabajar en ello. Requiere un esfuerzo y sin un compromiso firme va a ser más complicado.

Es un proceso en el que no se debes tener la expectativa de lograr resultados inmediatos, aunque si notarás un pequeño avance día a día si realizas las actividades marcadas. Ese avance cada vez será mayor.

Los pasos que están en tu mano son:

  • Organiza tu tiempo de forma que puedas atender tanto a tus obligaciones como a tus aficiones, a actividades que te hagan sentir bien.
  • Disfruta de la compañía de personas que son buenas para ti y aparta a las que te hacen sufrir.
  • Aprende a disfrutar de tus momentos de soledad en los que conectes contigo.
  • Cultiva tus relaciones sociales, no solo con tus seres queridos, también creando relaciones sanas nuevas.
  • Desarrolla la asertividad para comunicarte mejor.
  • No busques el perfeccionismo ni expectativas demasiado altas o no reales.
  • Evita los pensamientos negativos en bucle. Aprende a gestionarlos.
  • Trabaja la relación contigo mismo, eres la persona con la que vas a estar toda la vida.
  • Realiza ejercicio físico frecuentemente.
  • Lleva una alimentación saludable.
  • Duerme las horas que el cuerpo y la mente necesitan para regenerarse.
  • Realiza un proceso de desarrollo personal que te ayuda a crecer y fortalecer tu autoestima.

Estas recomendaciones ayudan, pero es común que se pueda necesitar el acompañamiento y guía de un profesional. No te sientas mal si requieres de ayuda, es normal.

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