En otoño hay que vigilar una serie de enfermades típicas de esta estación del año. Las enfermedades de otoño se pueden prevenir o hacer que sean más leves.
La humedad, los cambios de la presión atmosfética y el frío pueden dar lugar a patologías o pueden empeorar las patolgías cardiacas, respiratorias y reumatológicas que ya se pedezcan.
Termina el verano y antes de llegar el invierno tenemos que atravesar esta estación otoñal en la que las temperaturas descienden. A la vez, aumenta la humedad y disminuye la presión atmosférica.
También, el día se hace más corto, los colores de la naturaleza son menos vivos, se vuelven pardos y anaranjados, y el cielo es menos azul.
Estos cambios no solo se notan en el tiempo meteorológico, también lo notamos a nivel físico, mental y emocional. Se altera nuestro estado de ánimo, el sistema inmune, el metabolismo y otras partes del cuerpo.
¿Cuáles son las enfermedades del otoño?
Lo efectos que se derivan de las situaciones climáticas del otoño son más que un simple resfriado común. Hay una serie de patologías que empeoran o y hay más factores para desarrollar enfermedades que se dan con más frecuencia en otoño.

Enfermedades respiratorias
Cuando la humedad es superior al 65% se favorece el crecimiento de microorganismo nocivos para la salud y las vías respiratorias pueden verse afectadas en estas condiciones.
Esta situación de riesgo, que se da más en otoño, no solo se produce al aire libre, también en los edificios como son hogares, escuelas, oficinas y centros de salud. Si estos edificios tienen humedades en su interior, la calidad del aire respirado dentro de ellos no es buena y es perjudicial para el sistema respiratorio.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó la «Guía sobre la calidad del aire interior: humedad y moho» en la que indica que las personas que viven en edificios con niveles altos de humedad tienen un riesgo mayor de desarrollar enfermedades e infecciones del tracto respiratorio superior e inferior como pueden ser broquitis, alergias, rinitis, disnea y asma, entre otras.
Un porcentaje alto de la población, aproximademente el 50%, padecen una de estas enfermedades respiratorias causadas por este aumento de humedad y estos microorganismos.
Los microorganismos que proliferan en las zonas húmedas son fundamentalmente los ácaros y los mohos. Los ácaros muertos y sus heces agravan los proceso alérgicos, tanto a nivel cutáneo como respiratorio, y aumenta la posibilidad de contraer una infección respiratoria o de la piel. Los mohos dan lugar a procesos asmáticos y alérgicos.
En otoño aumentan la gripe, el COVID y los resfriados porque los virus son más resistentes al aire frío y, además, se ventilan menos los edificios lo que lleva a que se acumulen estos gérmenes.
Con la bajada de las temperaturas, los cambios bruscos de temperatura y el haber menos horas de luz solar se produce una bajada de las defensas del organismo, lo que facilita el poder enfermar.
En otoño también aumenta la posibilidad de tener una neumonía. Pueden ser causadas por gripes mal curadas, por lesiones en el tracto respiratorio y por tener la defensas bajas. Si un resfriado o gripe se complica existe un mayor riesgo de contraer una infección bacteriana en los pulmones que termine en neumonía.
El asma es otra de las enfermedades respiratorias que puede empeorar en otoño como consecuencia de los cambios de humedad y temperatura. Esto es debido a que aumenta la reactividad de las vías aéreas ante los factores que desencadenan el asma.
Como en otoño hay un aumento de las esporas del moho, unido a que aumenta el frío que es un desencadenante y a las infecciones virales junto con las alergias otoñales, se sensibilizan las vías aéreas y aumentan las crisis.
Consejos para prevenir las enfermedades respiratorias
- Mantener los edificios con una humedad relativa por debajo del 60%
- Ventilar los edificios frecuentemente todos los días, al menos diez minutos.
- No usar alfombras ni moquetas
- Evitar que se acumulen peluches, mantas y libros
- No tener plantas en el interior ni vegetación densa en la terrazas
- Lavar las sábanas y mantas semanalmente con agua caliente y evitar que estén en lugares que estén cerrados largos periodos de tiempo (bodegas, sótanos y trasteros)
- Los colchones y almohadas no deben ser de lana
- Evitar los cambios bruscos de temperatura
- Estar expuestos a la luz solar todos los días
- Tener una dieta saludable, variada y completa con todos los nutrientes que el organismo necesita
Para prevenir la neumonía se recomienda vigilar la infección respiratoria de vías altas, observar las expectoraciones y la tos si va en aumento. Si las expectoraciones se vuelven amarillas o verdosas y no se mejora hay que ir al médico para que compruebe si hay una infección bacteriana.
Para prevenir las crisis de asma o su empeoramiento se recomienda el tratamiento preventivo antes de que empiece a hacer frío.
Los consejos para reducir la humedad en el hogar son: encendera el extractor al cocinar, tender la ropa al aire libre y abrir las ventanas después de la ducha. También, poner la calefacción con temperaturas próximas a los 20ºC. Limpiar el aire acondicionado a menudo y cambiar los filtros de agua para que no aparezca moho.
Hay que evitar los humidificadores y en el caso de que la vivienda sea muy húmeda se recomienda usar deshumificador.

Enfermedades reumatológicas
Desde antaño se ha asociado la humedad y el frío a las enfermedades reumáticas. Según algunos de los ensayos clínico realizados esta relación, el empeoramiento de las enfermedades reumáticas en otoño, se debe a la existencia de receptores de presión en las articulaciones que se pueden activar por una baja presión, lo que sería una borrasca, o por una alta presión, que es el anticiclón. Estos cambios de presión estimulan la liberación de sustancias que facilitan la inflamación o también originan cambios en los receptores del dolor.
Por otra parte, se piensa que el líquido sinovial se vuelve más viscoso y denso con la humedad y el frío. El líquido sinovial tiene la función de lubricar y nutrir el cartílago, al aumentar la viscosidad y la densidad produce más rigidez y fricción, lo que lleva a un aumento del dolor en estas partes del cuerpo.
Además, la temperatura alta y la humedad pueden aumentar la producción del líquido sinovial y se favorece los brotes inflamatorios en pacientes reumáticos y los derrames.
Las personas mayores de 60 años son más sensibles a estos cambios de presión y temperatura. Aproximadamente el 70% tienen dolores reumáticos con el cambio del clima.
Parece que la climatología solo afecta a los síntomas, pero no a la evolución ni la gravedad de las enfermedades reumáticas.
Consejos para evitar los brotes y dolores reumáticos
Se recomienda
- Realizar ejercicios de estiramiento suaves
- Aplicar calor seco local
- Tomar los medicamentos analgésicos o antiinflamotorios que el ha prescrito su médico antes de que empiece el dolor fuerte
- Llevar una vida activa adaptada a sus posibilidades
- Tener una dieta saludable y mantener el peso óptimo

Enfermedades mentales
En general, con la llegada del otoño algunas personas pueden tener un trastorno afectivo estacional que también se da en invierno. Estas personas tienen episodios recurrentes de depresión mayor unipolar que tienen un inicio y una remisión estacional. Aparecen en otoño o invierno y reminte en primavera o verano del año siguiente.
En otoño hay menos horas de luz solar y esto afecta a la síntesis de algunas hormonas produciendo menor cantidad. Es el caso de la serotonina, la llamada hormona de la felicidad. Al disminuir su concentracción en el organismo se tienen más depresiones o se agravan las que ya están diagnosticadas.
Este hecho aumenta las manifestaciones psicosomáticas.
En el caso de las personas con trastorno bipolar, tienen un riesgo mayor de tener un trastorno afectivo estacional. Los episodios de manía se pueden asociar a una estación del año concreta. En otoño, al igual que en primavera, pueden aparecer síntomas de manía, ansiedad, agitación e irritabilidad.
Úlcera péptica
El otoño también afecta al estómago produciendo gastritis y úlcera péptica.
La bacteria Helicobacter pylori es la causante de las úlceras de estómago o pépticas en la mayoría de los casos, en un 95 %. El otoño es una época en la que esta bacteria aumenta su actividad. El 5% restante es producido por el abuso de antiinflamatorios. Los dolores musculares, articulares y las enfermedades respiratorias llevan a un consumo excesivo de antiinflamatorios.

Enfermedades cardíacas
El corazón también se ve afectado con la bajada de las temperaturas. La reducción de un grado centígrado en la temperatura media diaria durante 28 días se relaciona con un mayor riesgo de infarto. Así lo han detectado lo investigadores, que han observado 200 ataques de corazón más en estaciones frías con respecto a las cálidas.
Por otro lado, el incremento de accidentes cardiovasculares en otoño e invierno es causado por las infecciones del tracto respirtario. Estas infecciones son la principal causa de que se agraven las patologías cardiacas.
Consejo para prevenir el aumento de accidentes cardiovasculares
Para los pacientes que tengan una cardiopatía se aconseja la vacunación de la gripe y del neumococo en otoño. También, la vacunación del COVID. Además, se aconseja tomar el tratamiento que le ha prescrito su especialista médico tal y como ha indicado.
Y los consejos de toda la vida: abrigarse bien, no fumar, llevar una dieta sana adecuada a su edad y patología, y dormir bien.
Astenia otoñal
Se le asocia a la falta de horas de luz solar y al aumento de la producción de melatonina que se produce en la horas de oscuridad y su función es la de ayudarnos a conciliar el sueño. Este aumento de la melatonina no afecta del mismo modo a todas las personas. A unas personas las afecta con una sedación que las lleva a una mayor estabilidad emocional y a otras las puede aumentar una depresión preexistente.
Se aconseja visitar al médico para descartar otras enfermedades o la falta de algún nutriente o vitaminas.

Deficit de vitamina D
La falta de vitamina D es un problema mundial que afecta a un gran porcentaje de la población. Esto es debido a que cada vez estamos menos expuesto al sol. En otoño, esta exposición va disminuyendo conforme disminuyen las horas del sol. Y en invierno la exposición al sol es aún menor.
La luz solar debe incidir en la piel para que se rompa la molécula de colesterol y se produzca a partir de este colesterol la vitamina D.
La falta de vitamina D puede llevar a padecer enfermedades que si no se restablecen los niveles necesarios de vitamina D pueden ser graves o mortales. En el artículo que hay en este blog dedicado a la vitamina D se puede encontrar toda la información al respecto y los consejos a seguir para evitar este déficit.
Enfermedades de la piel
La dermatitis atópica es una enfermedad muy sensible a los cambios de temperatura, por este motivo empeora en primavera y en otoño apareciendo los brotes agudos.
Se debe cuidar la piel con la higiene adecuada para la dermatitis atópica y con crema hidratante específica para la dermatitis atópica para evitar la sequedad. También seguir el tratamiento indicado por el dermatólogo.
En la dermatitis atópica influye el estrés y las emociones. La vuelta en otoño al trabajo y a la escuela pueden aumentar el estrés y favorecer los brotes. Gestionar este estrés y las emociones es muy importante para controlar esta enfermedad.
En el artículo dedicado a la dermatitis atópica puedes tener toda la información sobre su tratamiento.
Si se toman medidas preventivas a tiempo, estas enfermedades otoñales pueden ser controladas y conseguir que no afecten a nuestra calidad de vida.