Ictus. Qué hacer frente a un ictus.

Los casos de ictus tienen ya una cifra bastante elevada debido a que han ido aumentando en los últimos años. Es la tercera causa de muerte en países desarrollados y la primera causa de mortalidad global en España. Por ello, voy a explicar en este artículo todo lo que se debe saber y qué hacer ante un ictus.

En mujeres, el ictus, es la primera causa de muerte en España, desde 1980. Y en hombres, es la segunda causa desde 1989.

Es fundamental realizar una prevención y en el caso de que se sufra actuar a tiempo para que las consecuencias sean lo menos graves posibles.

¿Qué es un ictus?

Es una enfermedad cerebrovascular que se produce por la obstrucción o rotura de vaso cerebral, puede ser una arteria o una vena. También se le llama trombosis, infarto cerebral, embolia o hemorragia cerebral.

El ictus se produce cuando un vaso sanguíneo que lleva sangre al cerebro se tapona o se rompe por un coagulo o por otro tipo de partícula o se rompe a causa de una aneurisma o una malformación. Al romperse o taponarse la sangre no llega a esa parte del cerebro y faltan oxígeno y glucosa a las células nerviosas que en unos minutos mueren.

Se inicia de forma súbita y su desarrollo es rápido.

Un ictus es una emergencia médica y ante la mínima sospecha se debe llevar a la persona que lo puede estar sufriendo al hospital o llamar al 112 lo antes posible.

El motivo de esta urgencia es el tiempo limitado que tiene el cerebro, unas pocas horas, para soportar este ictus pero si se pasa ese tiempo se produce una muerte irreversible.

Ese tiempo limitado no se puede determinar para cada persona por lo que se debe actuar en el menor tiempo posible.

Factores que influyen

Los factores que influyen a la hora de poder tener un ictus pueden ser modificables o no modificables.

Factores modificables:

Los factores sobre los que podemos actuar son:

  • Sedentarismo.
  • Tabaco.
  • Consumo de alcohol o evitarlo.
  • Presión arterial.
  • Diabetes mellitus.
  • Enfermedad cardiaca.
  • Aumento de la cantidad de glóbulos rojos.
  • Clima con temperaturas extremas frías o calurosas.
  • Consumo de drogas administradas por vía intravenosa y de cocaína.

Factores no modificables:

  • Edad (más del 60% de los casos se producen en personas mayores de 70 años, aunque han aumentado los casos en edades por debajo de los 50 años)
  • Herencia familiar. El riesgo de sufrir un ictus aumenta cuando algún familiar ascendiente lo ha sufrido.
  • Raza. La raza negra tiene más riesgo de muerte y de discapacidades tras un ictus que la raza blanca porque la presión arterial alta tiene más incidencia en esta raza.
  • Si se ha sufrido un ictus recientemente. Cuando ya se ha sufrido un accidente cerebrovascular hay más probabilidad de padecer otro.

Ateroesclerosis

Tipos de ictus

Pueden ser de dos tipos:

1. Ictus isquémicos

Es causado por una obstrucción del vaso sanguíneo. Esta obstrucción es producida por coágulos. Se produce por los depósitos de grasa en las paredes del vaso sanguíneo, dando lugar a la ateroesclerosis.

Estos depósitos de grasa provocan dos tipos de obstrucciones:

  • Trombosis: es producida por un coágulo que se desarrolla dentro de la arteria.
  • Embolismo: el coágulo se produce en otra parte del organismo, como puede ser en la grandes arterias de la parte superior del pecho y del cuello o en el corazón. Se desprende una porción de este coágulo que se traslada a través de la sangre al vaso más pequeño que irriga el cerebro y lo bloquea.

Son los ictus más frecuentes, un 80% de los ictus son isquémicos.

Los dos ictus isquémicos más frecuentes son el ictus isquémico transitorio y el infarto cerebral.

Los ictus isquémicos, según su localización y su extensión, pueden ser:

Ictus isquémico total: afecta a la arteria cerebral media o anterior. Se produce una disfunción cerebral superior y déficit motor y/o sensitivo homolateral.

Ictus de circulación posterior: afecta a los pares craneales y produce una disfunción cerebelosa con déficit motor y sensitivo contralateral y una patología oculomotora.

Ictus lacunares: hay hemisíndromes motor puro y sensitivo puro, hemiparesia atáxica y disartria.

2. Ictus hemorrágico

En este tipo de ictus se rompe el vaso sanguíneo y la sangre se extiende por el cerebro. Esta sangre comprime el tejido cerebral.

Los vasos se pueden rompen porque haya una aneurisma (zona del vaso que está debilitada o inflada), por una malformación arteriovenosa (vasos que se han formado anormalmente) o por ataques sistémicos transitorios (se dan en un corto periodo de tiempo y se resuelve solo por mecanismos normales, indica la posibilidad de que haya un ictus mayor).

Hay dos tipos, la hemorragia intercerebral y la hemorragia subaracnoidea.

Las hemorragias cerebrales son el 15% de todos los ictus. Su tasa de mortalidad es del 45%. La recuperación de las personas que sobreviven es lenta, llegando un 20% a ser independientes a los seis meses.

Las hemorragias subaracnoideas se producen con menos frecuencia, son el 5% de los ictus. Se producen entre los 50 y 60 años, más en mujeres que en hombres, con una tasa de mortalidad del 51%.

Síntomas

Pueden ser:

  • Dolor intenso de cabeza de repentino
  • Debilidad muscular en la cara, en un brazo o una pierna
  • Hormigueo en la cara
  • Mareos
  • Pérdida de equilibrio
  • Falta de coordinación
  • Alteración de la visión
  • Confusión
  • Dificultad al hablar y/o al entender lo que dicen otras personas
  • Dificultad al leer

Si el ictus se ha producido en la zona izquierda del cerebro, la parte del cuerpo que se ve afectada en la derecha y de la cara la izquierda. En este caso las secuelas son:

  • Parálisis del cuerpo en el lado derecho.
  • Problemas del lenguaje y del habla.
  • Pérdida de memoria.
  • Comportamiento con cautela, enlentecido.

Si el lado del cerebro en el que se da el ictus es el derecho, la parte del cuerpo afectada es la izquierda. Las consecuencias son:

  • Parálisis del cuerpo en el lado izquierdo.
  • Problemas en la visión.
  • Pérdida de memoria.

Tratamientos

Uno de los tratamientos que se realizan es la administración de un fármaco por vena para intentar disolver el coágulo que se ha formado y que obstruye la arteria. Este fármaco es eficaz solo en las siguientes cuatro horas y media a que empiecen los síntomas. Es eficaz en un 30% de los pacientes.

Otro tratamiento es la utilización de un catéter que se introduce por un vaso sanguíneo de la pierna o la ingle. Este catéter llega a la arteria obstruida. Es eficaz en un 80% de los pacientes y más de la mitad se recuperan sin secuelas significativas.

Tomar la presión arterial

Cómo prevenir el ictus

La prevención del ictus es muy importante para las personas adultas, tengan o no tengan problemas vasculares.

Lo primero es llevar una vida saludable y tener controles de la presión arterial, niveles de colesterol y niveles de glucosa.

Se debe evitar el tabaco y las bebidas con alcohol.

Parte de esa vida saludable es tener una alimentación sana y equilibra, respetar el descanso y las horas de sueño y realizar ejercicio físico diariamente.

Con estas medidas el riesgo de padecer un ictus puede reducirse de manera considerable, hasta en un 90% de los casos.

El control de los factores que predisponen a la arteriosclerosis es la primera línea de actuación para prevenir el ictus. La arterosclerosis en una enfermedad que se produce por el estrechamiento de las arterias de forma progresiva. Este control consiste en tener hábitos saludables y realizar controles médicos para vigilar los niveles mencionados.

La presión arterial elevada es el factor de riesgo mayor, de manera que la complicación más frecuente de la hipertensión arterial es el ictus.

Los niveles de colesterol y triglicéridos también están directamente relacionados con la arteriosclerosis y por lo tanto con el ictus.

Las enfermedades cardiacas que conllevan a alteraciones en el ritmo cardiaco arritmias es una de las complicaciones que predisponen a padecer un ictus. Es fundamental el seguimiento periódico de su médico con el tratamiento anticoagulante o antiagregante adecuado con el fin de evitar la formación de trombos en el cerebro, en el corazón o en otros órganos.

En el caso de las personas con diabetes es imprescindibles mantener los niveles de glucosa por debajo del límite máximo para prevenir las complicaciones vasculares y la formación de trombos.

Cómo actuar frente un ictus

Para saber si una persona está sufriendo un ictus se puede usar la escala Cincinnati. Esta escala consiste en tres comprobaciones:

  • Asimetría facial
  • Fuerza en los brazos
  • Lenguaje

Con que una de estas tres comprobaciones sea positiva existe la posibilidad de que la persona esté sufriendo un ictus.

Los pasos que se pueden seguir son:

  1. Pide a esta persona que sonría. Si ha perdido la movilidad en alguno de los lados de la cara es un signo de que puede estar sufriendo un ictus.
  2. Pídele que levante los brazos. Si no puede subirlos de forma normal y ha perdido el control de los brazos es otra señal probable de ictus.
  3. Habla con esta persona y si no puede hablar bien y/o no se le entiende debe llamar lo antes posible al 112.
  4. Observa si ha perdido la visión parcial o total de un ojo o de ambos. Pregúntale y si no puede hablar mueve la mano delante de esta persona tapando un ojo y después otro.

Es una situación de emergencia y se necesita un rápido diagnóstico y una intervención médica inmediata por eso ante la más mínima sospecha hay que llamar al 112 o al 061 para que la respuesta sea la más rápida posible.

Reanimación cardiopulmonar

En contacto con el servicio de emergencias seguir sus instrucciones mientras llegan. Estas indicaciones podrán ser las siguientes:

  1. Colocar al paciente boca arriba con los hombros y la cabeza elevados, se pueden apoyar en una almohada, cojín u otro soporte que sirva para ello.
  2. Comprobar su respiración acercando el oído a su boca y escuchar su inspiración y su espiración.
  3. Si no respira iniciar la reanimación pulmonar tapando con una mano la nariz y sosteniendo con la otra la barbilla. Colocar tus labios con los suyos e insuflar aire en los pulmones durante dos segundos. Parar y repetir. Esta práctica se recomienda solo entre parejas por el riesgo a contagiarse de alguna enfermedad.
  4. Comprobar el pulso y si no tiene hay que comenzar la reanimación cardiaca. Une tus dos manos de manera que el talón de una mano quede libre y lo puedas colocar en el eje central del esternón, dos dedos por encima del punto en el que se unen las costillas. Presionar el tórax entre 4 y 5 cm con ritmo determinado 15 veces.
  5. Si la persona no respira ni tiene pulso realizar el masaje cardiaco seguido de dos soplos de aire para reactivar la respiración. Realizar cuatro series.
  6. Si el paciente reacciona hay que colocarlo en la posición lateral de seguridad.

La reanimación cardiaca requiere de práctica para realizarla correctamente y evitar lesiones. Por ello, es importante seguir las indicaciones que pueden dar desde el 112 a través del teléfono mientras llega la asistencia médica.

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