Las emociones preparan al cuerpo para dar una respuesta, a través de nuestra conducta, ante una situación determinada. Son impulsos subjetivos y cognitivos que nos llevan a una acción. Las emociones son reacciones psíquicas y fisiológicas que experimentamos a diario de forma consciente o inconsciente.
Se generan como respuesta a un suceso externo o interno en un contexto específico. Tienen una duración corta, de segundos o pocos minutos, con elevada intensidad. Se producen tanto en el ser humano como en los animales.
Las emociones tiene un carácter universal independiente del país y de la cultura , es decir, todos tenemos las mismas emociones en cualquier lugar del mundo. Cuando se viven las emociones se generan cambios fisiológicos y afectivos que dan lugar a una conducta. Nos pueden surgir ante peligros, amenazas, éxitos, etc, preparándonos para dar esa respuesta que se adapte a una situación que se vive. También pueden surgir ante un pensamiento, este pensamiento da lugar a la emoción y esta emoción a una conducta. El cerebro vive el pensamiento como si fuese una situación real.
Es importante tener en cuenta que todas las emociones son «buenas», diferenciando entre emociones agradables y desagradables. Desde una perspectiva psicoevolutiva, las emociones son positivas, funcionales y adaptativas. Facilitan la adaptación al entorno y la comunicación de estados afectivos.
Las emociones desagradables concentran y retienen la atención en lo que nos preocupa o en lo que nos hace sentir malestar. Y las emociones agradables llevan nuestra atención hacia lo que nos causa placer, mejorando el humor y llevándonos a realizar acciones que nos benefician, tomando interés por el entorno. Las emociones, tanto las agradables como las desagradables nos proporcionan información muy valiosa, siendo muy importante tomar conciencia de qué nos quieren informar.
Funciones de las emociones
Las emociones tienen tres funciones:
- una función adaptativa de manera que han permitido a lo largo de la evolución del ser humano responder a los estímulos de peligro para garantizar la supervivencia,
- la función social que permite la comunicación de los estados afectivos,
- y una función motivacional que se encarga de dar lugar a una conducta con carga emocional que puede producir una adaptación a cada experiencia.
Las emociones son un importante medio de comunicación. A través del rostro, el tono de voz y la expresión corporal se pueden transmitir aprobación o desaprobación, satisfacción o insatisfacción, confianza o desconfianza. A través de las expresiones faciales podemos reconocer sentimientos, intenciones y características personales. La amígdala cerebral evalúa el grado de confianza que nos trasmite una persona de forma automática, sin esperar a los juicios racionales. De esta manera, el cerebro emocional actúa de manera independiente para protegernos de lo que ha considerado un peligro.
Algunos efectos sobre la salud
Cuando hay un impacto emocional muy intenso se produce un exceso de activación cerebral y junto con algunas hormonas que se segregan se pueden dar efectos negativos sobre la memoria. Las emociones nos ayudan a formar recuerdos y la memoria humana es selectiva de manera que solo registra lo que tiene significado para nosotros. Situaciones intensas emocionalmente hacen que los detalles se fijen con fuerza activando esa parte del cerebro que se llama amígdala. La amígdala actúa sobre la plasticidad de la corteza cerebral para facilitar los procesos de atención y percepción. Aumenta así la atención y la vigilia sobre todo en situaciones de peligro, pudiendo llevar a esos efectos negativos sobre la memoria.
En situaciones de estrés se libera adrenalina y glucocorticoides, este hecho mantenido en el tiempo daña el sistema cardiovascular e inmunológico y también es perjudicial para la memoria.
Las emociones nos informan sobre nosotros mismos
Las emociones son valiosas para nuestra supervivencia y nuestro bienestar. Son reacciones a algo que nos está sucediendo o algo en lo que estamos pensando o imaginando. Tanto si es real como si es imaginario el cerebro responde de la misma forma.
Cómo se ha mencionado, las emociones, tanto las agradables como las desagradables, nos traen información. Esta información puede ser sobre nuestro estado interior, de cómo percibimos las situaciones que vivimos y de cómo nos afectan.
A continuación se describen algunas emociones y parte de esta información que nos traen:
Enfado: nos informa de que nuestros límites han sido violados o que no nos están dando lo que queremos o necesitamos.
Tristeza: se produce cuando hemos perdido algo importante o nuestra necesidad de afecto y amor no está siendo atendida.
Miedo: surge cuando percibimos que estamos en peligro o no estamos seguros.
Sorpresa: se nos presenta con algo nuevo y que pudiera merecer la pena investigar.
Asco: hay algo que es malo o desagradable para nosotros.
Alegría: hemos obtenido algo beneficioso para nosotros o hemos alcanzado nuestro objetivo o meta.
Vergüenza: percibimos que nos hemos expuesto en exceso.
Dolor emocional: la percepción de uno mismo está dañada.
Como se ha mencionado anteriormente, el proceso se puede iniciar con un pensamiento que da lugar a una emoción y esta emoción a una conducta. Si el pensamiento es negativo nos generará una emoción desagradable que nos llevará a una determinada conducta. Esta conducta suele ser una reacción automática basada en nuestras experiencias y aprendizajes.
Estas emociones se pueden gestionar aceptandolas y usando la información que nos traen para la acción o acciones que nos pueden ayudar a mejorar nuestro bienestar. Las emociones nos guían hacia cómo podemos resolver nuestros conflictos internos y externos.
Cuando se realiza una buena gestión de las emociones podemos elegir qué respuesta queremos tener, sin dejarnos llevar por la reacción automática. Esto nos llevará a nuestro bienestar y nuestro desarrollo personal.
Puedes solicitar más información sobre cómo gestionar las emociones por medio del formulario de contacto. Estaré encantada de poder ayudarte a llevar la vida que deseas.