Inteligencia emocional y salud mental

Como explicaba en el artículo sobre inteligencia emocional que publiqué en este blog, la inteligencia emocional es la habilidad y capacidad de reconocer nuestras emociones, de entenderlas y de poder manejarlas. Es la capacidad de gestionar nuestras emociones. Y a la vez, la capacidad entender las emociones de los demás.

Tomar conciencia de las emociones que nos llevan a nuestras conductas o comportamientos y tomar conciencia de cómo esas emociones afectan a las personas de nuestro entorno es un trabajo personal en cada uno de nosotros que nos va a ayudar a mantener un equilibrio emocional que contribuye a nuestro equilibrio mental, y viceversa.

Con respecto a la salud mental, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la define teniendo en cuenta el componente emocional y la habilidad que tiene el ser humano para desarrollarlo. Y alerta sobre los datos que muestran el aumento de trastornos de salud mental en la población mundial:

  • Más de 300 millones de personas padecen depresión.
  • La segunda causa de muerte en jóvenes entre 15 y 29 años es el suicidio.
  • El trastorno afectivo bipolar afecta a 45 millones de personas.
  • A 21 millones de personas están afectadas por esquizofrenia.

Los trastornos mentales disminuyen la calidad de vida de quien los padece y pueden acortar su vida.

La relación entre mente y emociones es directa, nuestra mente tiene pensamientos que pueden llevar a emociones agradables o desagradables y si estas emociones desagradables no se gestionan llevan a comportamientos que no son deseados y que pueden ser perjudiciales.

El estado de ánimo está condicionado por emociones y el estado mental por los pensamientos e ideas que acompañan al estado de ánimo. Por lo tanto, el estado de ánimo y el estado mental van de la mano. Emociones y pensamientos se influyen.

Diferencias entre la salud mental y la salud emocional

La salud mental incluye la salud emocional, el bienestar emocional pero la salud emocional no siempre está incluida en la mental, no siempre implica un bienestar mental completo.

En la salud mental se diferencian tres tipos de bienestar:

  • Psicológico: comprende el desarrollo de capacidades y habilidades, la autorrealización y el crecimiento personal.
  • Social: se refiere a las relaciones con otras personas y en la sociedad.
  • Emocional: es la gestión de las emociones agradables y desagradables.

Todos están interrelacionados y es complicado establecer una línea divisoria clara entre los tres tipos.

Salud mental y salud emocional. Inteligencia emocional y salud mental.

¿Cómo ayuda la inteligencia emocional a la salud mental?

La inteligencia emocional es una herramienta eficaz para mejorar la salud mental.

Se han realizado estudios que demuestran esta relación positiva entre la salud mental y la inteligencia emocional de manera que a mayor inteligencia emocional hay una mayor salud mental. Por el contrario, si hay un bajo nivel de inteligencia emocional se observa una relación con problemas emocionales, de personalidad, de ansiedad, depresión, estrés y de conductas adictivas.

Además, se considera que una buena inteligencia emocional es un factor de protección frente a la aparición de trastornos psicológicos como la ansiedad o la depresión.

Otros estudios también han obtenido resultados que muestran que personas con un nivel elevado de inteligencia emocional tienen un mejor bienestar mental y un mayor bienestar social.

De esta manera, se relaciona positivamente la inteligencia emocional con la salud mental, el bienestar mental y el bienestar social.

A más nivel de inteligencia emocional en una persona mayor es su capacidad para tener comportamientos que se adapten a sus tareas, a una mejor percepción e interpretación de lo que le sucede y a disminuir el estrés y la ansiedad.

La inteligencia emocional se puede aplicar a todas las áreas de la vida como son la personal, la social y la laboral. Es una herramienta que ayuda a enfocar la vida hacia el éxito y el bienestar. Por ello, previene trastornos como la depresión y el estrés y si ya se tienen colabora en su tratamiento.

En los estudios se llega a la conclusión de que una educación emocional buena previene trastornos mentales y protege el bienestar mental. Por tanto, contribuye a nuestro sistema inmune psicológico.

Es importante que esta educación emocional se inicie en la infancia para que desde temprana edad se aprenda a gestionar las emociones y controlar el estrés, la ansiedad y los miedos. Aunque nunca es tarde y también se puede realizar este aprendizaje en la vida adulta.

¿Cómo se consigue una buena inteligencia emocional?

Todos tenemos una inteligencia emocional más o menos desarrollada, hay personas que tienen más facilidad innata para desarrollarla y usarla pero otras personas tienen un nivel más bajo y les cuesta acceder a ella para resolver sus conflictos cotidianos.

Lo bueno, es que la inteligencia emocional se puede entrenar, se puede desarrollar y aprender a utilizarla. Par conseguirla se requiere voluntad para aprender, tiempo y esfuerzo. Si no es posible realizar este desarrollo a solas es aconsejable acudir a un profesional experto para conseguirlo.

Los pasos para lograr aumentar la inteligencia emocional y que contribuya a una buena salud emocional y mental son:

  • Identificar la emoción que tiene cuando te sientes mal o actúas de una forma que no quieres. Los comportamientos llevan detrás una emoción y detrás de la emoción hay un pensamiento aunque no seas consciente de él.
  • Conecta con esa emoción y entiende cómo está condicionando tu comportamiento.
  • En el día se sienten varias emociones por lo que es importante diferenciarlas y saber que mensaje nos trae cada una.
  • Unas emociones pueden llevar a otras y poner nombre a cada una de ellas es muy importante para esa diferenciación.
  • No reprimir ninguna emoción. El no expresarlas y esconderlas lleva a que puedan aparecer de forma muy intensa.
  • No juzgar las emociones como buenas o malas porque todas las emociones son útiles para nuestro autoconomiento, nos traen información sobre nosotros.
  • Las emociones se expresan en nuestro lenguaje verbal y corporal, observarlos no ayudará a identificar las emociones.
  • Escribir estas emociones y lo que sentimos te ayudará a realizar la gestión emocional.
  • Aprender a expresar las emociones de forma asertiva es otra parte de la gestión emocional.
  • La práctica de esta gestión emocional hará que cada vez te cueste menos realizarla y llegará un momento que sea fácil.

El tener una buena salud emocional no significa que se tenga que estar todo el tiempo contento y feliz. Es ser consciente de las emociones que se tienen, agradables y desagradables, y realizar una buena gestión.

Las personas que saben gestionar sus emociones también tienen emociones desagradables como la ira, el estrés o la tristeza pero han aprendido qué tienen que hacer con ellas.

Una opción para aprender a gestionar las emociones es acudir a un profesional experto que te enseñe y te guíe.

Puedes contactar conmigo para esa ayuda en la página de contacto.

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