¿Qué es la anemia?
Es una enfermedad en la que no hay suficientes glóbulos rojos, o también llamados hematíes, en la sangre. Los glóbulos rojos o hematíes se encargan de realizar el transporte de oxígeno desde la sangre a los tejidos del cuerpo, si no hay la cantidad suficiente no se puede transportar el oxígeno que nuestro organismo necesita y las funciones que debe realizar se ven afectadas de forma que no se realizan correctamente. La anemia es la enfermedad de la sangre que se produce con más frecuencia.
Para que los glóbulos rojos transporten oxígeno, contienen la hemoglobina que es una proteína de color rojo que necesita hierro. Es la hemoglobina la que se une al oxígeno que se ha inspirado en los pulmones y lo transporta a todas las células del resto del organismo. En las células la hemoglobina intercambia el oxígeno por dióxido de carbono (que es una sustancia de deshecho) y lo transporta hasta los pulmones para espirarlo y expulsarlo de nuestro organismo.
Las células de la sangre se producen en la médula ósea y para la producción de hemoglobina se necesita el hierro (que está en su interior para poder transportar el oxígeno) y vitaminas. Este hierro y las vitaminas, en condicinones normales, es ingerido con los alimentos que están en nuestra dieta diaria.
En la anemia puede suceder que el organismo esté produciendo menos hematíes de los que necesita o que los pierda o que se destruyan más rápidamante de lo que se producen. En todos estos casos, se tienen menos glóbulos rojos de los que se necesita por lo que se transporta menos oxígeno del que se necesita y se produce la fatiga.
Puede ser que la anemia sea la enfermedad primaria sin haber más enfermedades, pero también puede ser un signo de que hay otra enfermedad más grave que da lugar a esta anemia.
Existen diferentes tipos de anemia dependiendo de la causa y puede variar de una anemia leve a una anemia grave. También puede ser una anemia temporal o una anemia crónica.
Las personas con enfermedades crónicas y las mujeres tienen mayor riesgo de padecer anemia.

Síntomas y signos
La primera alarma de que se tiene anemia es la fatiga.
También puede manifestarse debilidad, piel y mucosas pálidas, dificultad al respirar, aumento de la frecuencia cardiaca, dolor en el pecho, mareos, irritabilidad, extremidades frías, dolor de cabeza y entumecimiento de manos y pies.
Estos síntomas y signos dependen de la gravedad de la anemia.
En muchos casos, la anemia es muy leve y se mantiene durante mucho tiempo sin dar señales, en estos casos según va progresando la gravedad aparecen los síntomas.

Tipos de anemias
Hay casos en los que no se puede hallar una causa concreta por la que se padece anemia pero otros muchos sí. Los tipos de anemia según sus causas son:
Anemia ferropénica
Es un tipo de anemia que se produce déficit de hierro.
Es la más frecuente. Afecta al 20% de las mujeres, siendo un 50% de ellas mujeres embarazadas, y a un 3% de los hombres.
Esta anemia es causada por una carencia de hierro que como se ha comentado es el mineral necesario para producir la hemoglobina que es la proteína de los glóbulos rojos que transporta el oxígeno a las células de nuestro cuerpo.
El déficit de hierro hace que los hematíes que se producen en la médula sean de menor tamaño.
La falta de hierro puede ser por una alimentación que no contiene suficientes alimentos con hierro, por una malabsorción del hierro o por pérdidas de sangre, como es la menstruación o una hemorragia.
Los síntomas son los mencionados y, además, hay síntomas característicos de la anemia ferropénica como son las grietas alrededor de los labios, fragilidad en las uñas, dolor de cabeza, inflamación y úlceras en la legua, falta de apetito y facilidad para tener infecciones. Algunas personas con anemia ferropénica tienen el síndrome de piernas inquietas.
Una de las causas principales son pérdidas de sangre, como es el caso de las mujeres durante la menstruación si es abundante, la hemorragia de órganos internos que puede ser producida por una úlcera péptica o una hernia de hiato, tumores, pólipos, fibromas uterinos o hemorragia gastrointestinal. Si hay hemorragia interna se puede detectar sangre en la orina o en las heces.
Otra causa es la falta de hierro en la dieta. Los alimentos que son ricos en hierro son la carne, los huevos y los cereales integrales.

También, puede ser que el motivo sea una malabsorción del hierro. El hierro se absorbe en el intestino delgado y hay enfermedades intestinales que afectan a la capacidad del intestino de absorber nutrientes. También pueden afectar a la absorción de hierro algunos medicamentos, como son los inhibidores de la bomba de protones (IBP), y las cirugías en las que se extirpan porciones de intestino delgado.
En las mujeres embarazadas la anemia por carencia de hierro es frecuente debido a que el feto demanda más cantidad y la mujer necesita cubrir las necesidades de hierro de su organismo más las del crecimiento del feto.
Además de las mujeres embarazadas, están en riesgo de sufrir anemia ferropénica los niños por estar en edad de crecimiento y las personas vegetarianas estrictas.
El diagnóstico de la anemia se realiza a través de un análisis de sangre en el que se pide un hemograma para determinar la cantidad de hierro en sangre y las reservas de hierro que hay con los niveles de ferritina que es la proteína que ayuda a almacenar el hierro en el organismo.
Si existe hemorragia puede ser necesario realizar otras pruebas como detectar sangre oculta en heces, endoscopia digestiva alta o colonoscopia.
La anemia leve puede llevar a complicaciones si no se trata y se convierte en una anemia grave puede llevar a problemas cardíacos como una angina de pecho, arritmias o aumento de la frecuencia cardiaca. También puede causar problemas durante el embarazo, un parto prematuro y que el recién nacido tenga bajo peso. Otros problemas que se pueden dar son cuando la anemia es durante el crecimiento, dando lugar a retraso en este crecimiento, retraso físico y mental, retraso en el movimiento y en el habla y tener una mayor facilidad de contraer infecciones.
Anemia por déficit de vitaminas
Para que los hematíes o glóbulos rojos se produzcan, además de hierro se necesitan vitaminas como la vitamina B9 o folato y la vitamina B12.
Otra vitamina que se necesita es la vitamina C, su déficit hace que la médula ósea produzca hematíes de menor tamaño, al igual que la falta de hierro. Esta anemia se denomina microcítica.
Sin embargo, el déficit de vitamina B12 y de folato hace que la médula ósea de lugar a hematíes grandes que se llaman megaloblastos y la anemia se denomina macrocítica o megaloblástica.
Déficit de vitamina B9
La falta de esta vitamina se puede dar por una dieta pobre en alimentos que la contengan.
La vitamina B9 o folato se encuentra en los vegetales de hoja verde y en la fruta fresca.
Además de una dieta con pocos alimentos de este grupo puede ser la causa, también el alcohol, el tabaco y algunos fármacos como los anticonvulsivos pueden ser causa de esta anemia. El tabaco reduce la absorción de esta vitamina. En el embarazo y durante la lactancia se requiere una mayor cantidad de folato por lo que hay que tenerlo en cuenta.
La falta de vitamina B9 o folato en embarazadas puede producir alteraciones en el cerebro y médula espinal (tubo neural) de feto durante su desarrollo.
Déficit de vitamina B12
La causa más frecuente de déficit de vitamina B12 suele ser una malabsorción intestinal bien por cirugías intestinales, por enfermedades malabsortivas o por infecciones causadas por un parásito intestinal. También es causa de falta de vitamina B12 una dieta pobre en carne, huevos y leche.
Para que la vitamina B12 se absorba en el intestino necesita una proteína llamada factor intrínseco de Castle que se produce en el estómago. Si la causa de la anemia es la falta de esta proteína se denomina anemia perniciosa. La falta de este factor intrínseco de Castle es autoinmune o genética.
Para diagnosticar este tipo de anemia por déficit de vitamina B12 se realizan análiticas de sangre y en el caso del factor intrínseco se busca la presencia de anticuerpos. Otra prueba es la detección de ácido metilmalónico en orina ya que sus niveles aumentan cuando hay carencia de vitamina B12. Y para detectar el déficit de absorción a nivel intestinal ser realiza la prueba de Schilling.
En este tipo de anemia, además de los síntomas típicos de la anemia como es la fatiga, la palidez y los expuestos, son típicos los síntomas de coloración amarillenta y oscura en la piel, úlceras en la boca, ceguera para el amarillo y el azul, pérdida de memoria o confusión mental.
Déficit de vitamina C
Los alimentos ricos en vitamina C son las frutas cítricas y los vegetales y hortalizas como el tomate. Una dieta pobre en estos alimentos llevará a su falta en el organismo.
Hay medicamentos como los quimioterápicos anticancerosos que interfieren en la absorción de la vitamina C y enfermedades que necesitan un mayor aporte de esta vitamina. Algunas de estas enfermedades son el cáncer, el SIDA y el hipotiroidismo.
El tabaco también interfiere con la absorción de la vitamina C.
El déficit de vitamina C causa a una enfermedad llamada escorbuto que causa debilidad, gingivitis y hemorragias cutáneas.

Anemia por enfermedades crónicas
Hay enfermedades crónicas que pueden afectar a la producción de hematíes dando lugar a una anemia crónica.
La insuficiencia renal crónica es una causa frecuente de anemia crónica por la disminución de la eritropoyetina que es una hormona que se sintetiza en los riñones y que estimula la producción de glóbulos rojos en la médula óseas.
Otras enfermedades que pueden causar una anemia crónica son el cáncer, las enfermedades inflamatorias crónicas, el SIDA y las enfermedades hepáticas.
También puede ser un efecto secundario de la quimioterapia.
Otras anemias
Anemia aplásica
Se produce por la disminución de la capacidad de la médula ósea para producir las células sanguíneas. Se desconoce su causa en la mayoría de los casos aunque se piensa que es por una causa autoinmune.
Pueden estar relacionados con esta anemia los tratamientos con quimioterapia, la radioterapia, el embarazo, el lupus y las toxina ambientales.
Anemias por enfermedades de la médula ósea
Las enfermedades que afectan a la producción de células sanguíneas en la médula ósea, como son la mielodisplasia y la leucemia, pueden dar lugar a este tipo de anemia.
La forma aguda de la leucemia causa una reducción drástica en la producción de las células sanguíneas y la mielodisplasia es una enfermedad preleucemia que también puede producir anemia.
Hay otros cánceres de la médula ósea como el mieloma múltiple o el linfoma que también pueden causar anemia crónica.
Anemias hemolíticas
Se producen cuando se destruyen los glóbulos rojos o hematíes tan rápido que no da tiempo a que sean reemplazados por la médula ósea.
Hay enfermedades autoinmunes que estimulan la síntesis de anticuerpos contra los hematíes y son detruidos.
También algunos tratamientos farmacológicos pueden causarla.
Los síntomas de este tipo de anemia son la ictericia cutánea y el aumento del tamaño de bazo (esplenomegalia).
Anemia falciforme
Es un tipo de anemia hereditaria que afecta sobre todo personas que desciende de origen árabe o africano. En este caso, se produce una hemoglobina defectuosa que hace a los hematíes tener un aspecto de «hoz». Son hematíes deformados que mueren prematuramente y pueden bloquear el flujo sanguíneo en vasos pequeños del organismo, produciendo incluso dolor.
Talasemias
Es una anemia frecuente en razas de origen mediterráneo.
Es un trastorno hereditario por el que se produce una forma anormal e insufiente de hemoglobina que afecta a los glóbulos rojos y a su función de transportar oxígeno.
Pueden ser leves o graves. En las talasemias leves puede no haber síntomas. Las graves son mortales en los primeros años de vida.
Tratamiento
El tratamiento de la anemia varía según la causa. Puede ser desde una suplementación con hierro o vitaminas hasta la necesidad de realizar una transfusión de sangre.
En algunos casos se puede prevenir con una alimentación sana, variada y equilibrada.

Anemia ferropénica
En la anemia ferropénica el tratamiento aborda el aumento en la dieta de alimentos ricos en hierro, pero puede que no sea suficiente y hay que añadir suplementos de Fe, vitaminas y minerales.
El suplemento de Fe por vía oral más adecuado es el que está en forma de sulfato ferroso. El hierro es un mineral que se absorbe mal y para aumentar su absorción se acompaña de vitamina C. Es un tratamiento que debe durar varios meses porque además de querer conseguir que el hierro esté en sangre a niveles normales hay que lograr que se llenen los depósitos del organismo. En el embarazo se recomienda durante todo el tiempo en el que la mujer esté embarazada.
Si existe una hemorragia interna es necesario tratar la causa de esta hemorragia como puede ser una úlcera, una pérdida menstrual abundante, un tumor, etc.
Para prevenir la anemia ferropénica es necesario ingerir alimentos con hierro como son carnes, huevos, pescados, cereales integrales, legumbres, verduras de hoja verde y frutos secos. Cada uno de estos alimentos tiene distintas cantidades de hierro y diferentes tipos de hierro por lo que no aportan la misma cantidad de hierro.
Existen dos tipos de hierro, el hemo y el no hemo. El hierro hemo es el que mejor ser absorbe y se aprovecha en el organismo. Se encuentra en la ternera, el cerdo, el cordero, las aves (pollo, pavo), huevos, pescados y marisco. El hierro no hemo se absorbe peor, con gran dificultad y se encuentra en legumbres, frutos secos y verduras de hoja verde. El hierro hemo facilita la absorción del hierro no hemo por lo que hay que mezclar alimentos con hierro hemo con alimentos con hierro no hemo para aprovechar todo el hierro que contienen. También, para facilitar la absorción del hierro se deben aumentar alimentos con vitamina C, como son los cítricos, acompañando a estos alimentos.
El hierro se absorbe en el duodeno y en la parte proximal del yeyuno. El ácido clorhídrico del estómago favorece la absorción del hierro. Si el ácido del estómago disminuye por acción de fármacos o de sustancias alcalinas ya no se absorberá bien el hierro. Por este motivo, se recomienda no tomar alimentos que alcalinizan la secreción gástrica junto con alimentos con hierro. Es el caso de los lácteos, que sí que tienen que formar parte de una dieta equilibrada, aunque no se deben tomar en las comidas principales. La leche humana no entra dentro de estos alimentos alcalinizantes.
Otros alimentos que pueden reducir la absorción de hierro son los cereales integrales y la soja por contener fosfatos.
Hay que tener en cuenta que las verduras de hoja verde y la remolacha contienen oxalatos que inhiben la absorción del hierro por lo que su aporte de hierro no es significativo.
El café, té, vino tinto y cerveza oscura contienen taninos que reducen la absorción del hierro.
Esto se debe tener en cuenta si hay unos niveles de hierro bajos en el organismo, pero si los niveles son normales y se tiene una dieta saludable con todos los grupos de alimentos no es necesario estar pendientes. Lo que sí se recomienda, en todos los casos, es tomar los lácteos fuera de las comidas principales como se ha comentado.
En el caso de tener que administrar hierro se puede realizar por vía oral o parenteral. La absorción del hierro oral es menor y en algunos suplementos se une a la vitamina C y al ácido fólico. para mejorar esta absorción.

Anemia por déficit de vitaminas
En este tipo de anemia hay que tener una alimentación rica en alimentos que aporten las vitaminas que faltan. La relación de vitaminas con respecto a los alimentos en los que están es:
Vitamina B12: carne, huevos, leche y derivados. En la anemia perniciosa o en otros casos en los que hay una malabsorción se puede administrar por vía oral o vía parenteral.
Vitamina B9: Se requiere una alimentación rica en folato, con vegetales de hoja verde y frutas frescas. Hay que evitar el tabaco y el alcohol. La administración diaria de ácido fólico por vía oral durante varios meses. En el embarazo se recomienda tomar todos los meses.
Vitamina C: aumentando el consumo de alimentos ricos en vitamina C y con suplementos de ácido ascórbico. Si se es fumador ser recomienda dejar de fumar.
Anemia por enfermedad crónica
El tratamiento consiste en tratar la enfermedad que causa la anemia, suplementación con hierro o con inyecciones de eritropoyetina sintética para estimular la producción de hematíes en los casos que es necesario.
En los casos graves se puede necesitar una transfusión de sangre.
Anemia aplásica y anemias asociadas a enfermedades de la médula ósea
Consiste en transfusiones de sangre cuando son necesarias. También puede ser necesario un trasplante de médula ósea sin no hay producción de células sanguíneas y el tratamiento con medicamentos inmunosupresores.
Anemia hemolítica
Se deben tratar las infecciones que estén relacionadas, retirar los fármacos que sean necesarios para tratarla y puede prescribirse inmunosupresores, corticoides o gammaglobulinas.
Si la causa es una esplenomegalia puede ser necesario una esplenectomía (extirpación del bazo).
Anemia falciforme
Este tipo de anemia no tiene curación. Su tratamiento puede incluir fármacos analgésicos por vía oral e intravenosa, administración de oxígeno, transfusiones de sangre, suplementos de ácido fólico y antibióticos. En algunos casos se ha empleado hidroxiurea (quimioterápico) y se han realizado trasplante de médula ósea resultando ser útiles estas vías de actuación para paliar los síntomas, pero no para curarlas.

Prevención
Todas las anemias no se pueden prevenir. Las que sí se pueden prevenir son la anemia ferropénica y por déficit de vitaminas. Ambas se previenen con una alimentación rica en hierro, folato, vitamina B12 y vitamina C. Y una alimentación saludable, variada y equilibrada.
Para hacer un resumen, los alimentos ricos en hierro son las carnes de ternera, cerdo y cordero. También las legumbres, los cereales y pastas integrales, las verduras de hoja verde, los frutos secos y las frutas secas. Hay que tener en cuenta los consejos anteriores de que no ingerir estos alimentos de forma única.
La vitamina B12 está en carnes, lácteos y huevos.
La vitamina C está en los cítricos y en algunas hortalizas como el tomate y la patata. Esta vitamina, además de ser necesaria para las funciones del organismo en las que interviene, ayuda también a la absorción del hierro.
El folato o vitamina B9 se encuentran en cítricos, frutas y verduras frescas, carne, lácteos, cereales y legumbres. Y su fuente sintética es el ácido fólico.
Una alimentación completa en la que no falten los nutrientes necesarios para estar sanos es fundamental y cobra mayor importancia en mujeres embarazadas, niños, adolescente y ancianos. Las personas que son vegetarianos estrictos deben tener en cuenta estas recomendaciones para suplementar los nutrientes que les pueden faltar. Y personas que realizan un ejercicio muy intenso o de competición también debe prestar especial atención a su dieta.